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Rifa 540-LAYLA: Jugada y Generosa Señorita.


Anciano_Novato

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Tabla de Reportes

 

Nombre = LAYLA

Edad = 20 años, si es que...

Valor = 4 Arturos (yo: Cobro de Rifa)

Nacionalidad = Chilena de tomo y lomo... y qué lomos...

Ubicación = Metro Bellas Artes

Lugar = Depto. Compartido con Amiguitas

Conserje = Si hay conserje...

Horario = Mediodía

Recepción = Gentil, Sonriente, Afable

 

Servicio:

Empotamiento = 70%; soy débil con las que son jugadas... y ella lo es...

Estatura = 1,65m aprox... no arrastra la bolsa del pan, lo importante

Contextura = Delgada; Todo en su lugar y bien puesto

Cara = Bonita; con frenillos pero no molestó en nada

Nivel de Photoshop = 10%; borrado arte corporal

Trato = Demasiado Cordial; me agradó mucho su sonrisa y disposición

Besos = De Polola, Apasionada, Ricos Besitos

Boobies = Medianas, Hermosas, Besables y Muy Sensibles

Culito = Redondito, Albo, Besable

Pussy = Sin olores; Perfectamente Rasurada

Mamón = Sin Forrito, Delicada (por sus frenillos)

Movimientos Pélvicos = Lentitos, Suaves e Inspiradores

Anal = No Pregunté

Ambiente = Ordenado, Limpio, Impecable

Atención = Relajada, Dedicada

 

Volverías = Sólo quiero que regrese para volver a visitarla.

 

Relato...

 

Me informa Lord que soy el feliz ganador de la rifa de varias musas y, viendo opciones, poco plazo y poca disponibilidad horaria, opté por LAYLA, una flaquita que en sus fotos me gustó mucho.

 

Coordino con agencia para el día y hora con disponibilidad para mí (algo muy complejo desde un año atrás ya). Llego a la locación, enfrento una pareja de conserjes adustos y agrios en su trato.

 

Ella llama al departamento, me anuncia, autorizan mi ingreso desde arriba. Golpea el teléfono al cortar la llamada y él me indica con un gesto de cabeza la dirección del acceso al edificio.

 

Completamente "intimidado" traspongo la mampara de vidrio alcanzando los ascensores. Subo, llego al piso y enfrento la puerta. Voces y risas juveniles tras ella. Pulso el timbre. Silencio sepulcral. Se abre la puerta y ella deja ver su rostro tras la hoja. Me hace pasar bastante incómoda por ver quién será su visitante: un vejete, bastante panzón, alba barba y cabello cano.

 

Le saludo. Me indica la habitación y me deja en ella. Luego regresa trayendo en sus manos una toalla y me lleva al baño para mi ducha de rigor.

 

Una vez bien aseado nuevamente, regreso a la misma habitación dispuesto a esperarla. Me tiendo sobre la gran cama aún enfundado en la toalla.

 

Tras algunos cortos minutos regresa ella enfundada en otra toalla. Tras su ingreso cierra la puerta del dormitorio con seguro, se libera de la toalla y me sorprende gratamente con su juvenil y esbelta figura, con algunos tatoos pero que no ocultaban ni menos opacaban su belleza natural.

 

Le indico se tienda a mi costado y se lanza sobre la cama. Aún húmeda su piel y su cabello bastante mojado, la abrazo y la atraigo hacia mi pecho. Medio conversamos un par de palabras y, en una pausa en que nos miramos a los ojos casi tiernamente, nos besamos y nos perdimos.

 

Su cálida boca y mis fríos labios se mezclan en aquel beso, jugueteando con nuestras lenguas en la boca del otro, con dulzura, con pasión, con ternura, con entrega. Mis manos recorrían su húmeda y fría espalda mientras ella sólo me abrazaba. Nuestras bocas no se permitieron respiro. Ambos nos entregamos frenéticamente a aquel ya excitante beso.

 

Me inclino sobre ella sin interrumpir aquel ya maravilloso y encandilante beso. Beso sus mejillas, su frente, sus ojos, su cuello, bajo a sus pechos y uno a uno, con delicadeza pero con pasión, los recorro con mi boca en toda su forma hasta alcanzar su areola y engullir su ya erecto pezón. En ambos casos el contacto de mi boca y el jugueteo de mi lengua con sus pezones provocaron golpes eléctricos en la espina de LAYLA pues su espalda reaccionaba arqueándose de gozo.

 

Libero de mis besos sus pechos e inicio mi ansiado descenso por su vientre en dirección a su flor, ya húmeda y dilatada. Sintiendo sus arqueos vertebrales con cada avance, llego a la zona pero me pierdo en sus firmes muslos de piel besada por el sol. Recorre mi boca aquella parte interior y sensible de sus muslos. Levanto una de sus piernas y mordisqueo el inicio de su nalga. Lambo fugazmente aquel anillo primoroso y me cambio de muslo. Repito la misma operación: le levanto su muslo y mordisqueo su inicio de aquella carnosa nalga. Mi lengua se pierde un instante en aquel ojete y asciendo hacia su vulva, esta vez recorriendo con mi lengua y mi boca solamente sus labios mayores, su Monte de Venus y volviendo a los labios mayores. Ya percibía su natural humedad pero me contuve. Seguía recorriendo aquellos labios, luego los menores, hasta que por fin besé sutilmente su clítoris.

 

Su respuesta corpórea me fue más que suficiente para iniciar mi completo recorrido por aquella anhelada fisura milagrosa. De cuando en cuando LAYLA se erguía para observar mi "mirada del cocodrilo", pero yo estaba preocupado más de brindarle algo de placer y de libar sus néctares naturales que prodigaba en mi boca.

 

Tanto fue mi afán y mi dedicación que obtuve mi propia recompensa: un intenso pequeño orgasmo mientras ella apretaba mi cara con sus manos contra su intimidad mientras yo insistía en mi beso.

 

Vino su relajo. Me tiendo sobre ella (sin que ella cargue mi peso), le observo agradecido mientras ella disfruta sus últimas sensaciones oculta tras sus ojos cerrados. Vuelvo a besar sus pechos. Beso su boca una vez más.

 

LAYLA extiende su mano y extrae un disfraz de aquel sobre plateado. Lo coloca con algo de ayuda de mi parte y me monto sobre ella en misionero. ¡Qué maravillosa y prieta intimidad!

 

LAYLA, emocionada con mi apéndice dentro de ella, arquea sus caderas iniciando un pequeño vaivén. Le observo. Sus ojos cerrados me impiden verme reflejado en ella, pero sus expresiones, su respiración, fueron el suficiente aliciente para mí y mis embates hasta que, luego de cortos minutos, explota mi simiente en aquel disfraz de hule transparente dentro de ella, aferrándome con desesperación a sus nalgas y recorriendo su cuello con mis últimos besos.

 

Se aquietan nuestras respiraciones. Le beso una vez más y observo su limpia mirada. Ya he completado mi tiempo y deberé marchar. Beso una vez más sus tiernas y candentes boobies, beso su boca por última vez y me retiro a la ducha nuevamente.

 

Cuando salgo del baño y me despido de ella, me acompaña a la puerta. Un último beso, una última mirada y un sincero "gracias" tanto por su tiempo como por su dedicación, diciéndole mentalmente "no cambies nunca ni nos abandones, LAYLA, Mi Jugada y Generosa Señorita...".

 

Buenas noches.

 

ANCIANO NOVATO

 

Layla, Comentarios

 

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Editado por Lord Wolfman
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