Rifa 551-KATA: Una Chica Sorprendentemente Maravillosa...

[Anciano_Novato]

Tabla de Reportes

 

Nombre = KATA;

Edad = 20 años cumplidos;

Valor = Cobro Rifa 551 (4 Arturos de paisa);

Nacionalidad = Chilenísima de tomo ¡y qué lomo!;

Ubicación = Metro UdeCh;

Lugar = Depto. Propio, Compartido con Amiguita;

Conserje = Sí, hay conserje... registra el ingreso... mejor así...

Horario = hora de almuerzo (un maravilloso postre);

Recepción = Muy Amorosa, Simpática, Atenta;

 

Servicio:

Empotamiento = 70% Empotado; me fas-ci-nó;

Estatura = 1,55-1,60m al ojímetro

Contextura = Delgada, Linda Figura, Rico lo Suyo;

Cara = Hermosa, Simpática

Nivel de Photoshop = 0% de retoque, Naturalmente Ella;

Trato = Muy Amoroso, Atenta, Simpática, Conversadora si se da esa química;

Besos = De Polola y Amante: suaves al inicio, con pasión después;

Boobies = Fascinantes y sensibles, Hermosa Forma y Tamaño;

Culito = Redondito, Paradito, Rico, para morderlo...

Pussy = Sin olores, Rasurada, un Manjarsh...

Mamón = Sin Forrito, Garganta Profunda, Dedicada...

Movimientos Pélvicos = Exquisitos Movimientos, muy buenas caderas...

Anal = Negativo;

Ambiente = Ordenado, limpio, fresco...

Atención = Muy Relajada, 100% dedicada a su visitante...

 

Volverías = ¡TODO EL RAAATO!

 

Relato...

 

Participo en esta rifa donde ella era una de las opciones: KATA una chica jovial, simpática, con sus temas muy claros para su edad, lo que me dejó gratamente sorprendido.

 

Una vez coordinada la visita, enfrento el trámite del conserje: me registra en su libro de intrusos ("novedades"), me anuncia, soy autorizado e ingreso. Ascensor, piso, busco apartamento, pulso timbre, tacones, se abre la puerta, ingreso y tras esa hoja el paraíso: un ángel sonriente me observa al voltearme. Me sorprende la simpatía que irradia. Como si la conociera de mucho tiempo.

 

Besito de bienvenida. Le entrego un pequeño obsequio que compré previamente y me hace pasar a la habitación: dormitorio en suite, cama amplia y ordenada, ambiente fresco, música suave y un ventilador moviendo el aire. Me consulta si deseo ducharme y le respondo que es un trámite necesario y obligatorio. Sonríe ante mi parsimonia, me entrega una toalla limpia y doblada, me indica el baño y me deja solo.

 

Ducha fresca, agradable y bien exigente el aseo: Ella lo ameritaba. Salgo enfundado en la toalla y me tiendo en la cama. KATA se sienta a mi lado con sus manitas y cara apoyadas en mi abultado vientre, observándonos. Conversamos de nuestras vidas, de mi trabajo, de lo estressado que me siento y alaba mis logros en la vida. Me sorprende su optimismo y me brinda un beso.

 

Me retira la húmeda toalla dejando mi vergüenza expuesta. Vuelve a adoptar la posición inicial, seguimos conversando otro poco. En una pausa nos quedamos mirando. La atraigo hacia mí y nos besamos para nunca más soltarnos.

 

Se tiende sobre mi cuerpo y la abrazo. Continuamos besándonos largamente mientras mis manos recorrían su hermosa humanidad por sobre el negligé negro que lucía, especialmente aquellas lindas y redondas nalgas. Nos seguíamos besando e inicio el despeje de su piel retirando su prenda, a lo que ella, gentilmente, coopera levantándose y retirándola de su cuerpo, exhibiendo su cintura y sus bellas boobies, las que sin decir "agua va" me acerco a ellas y las colmo de besos, los que KATA agradece con sentidos suspiros. Ya desnuda, se tiende nuevamente sobre mí y continuamos en aquellos besos, ahora más profundos y apasionados, recorriendo toda su extensa espalda y sus glúteos maravillosos.

 

Ya habiendo alcanzado con suaves caricias su dulce ojete, sin soltarnos de aquel eterno beso rodamos sobre la cama dejándola a ella bajo mi cuerpo e iniciando mi descenso por aquella piel de fuego.

 

Vuelvo a besar aquellos maravillosos pechos con dedicación lo que provoca en ella suaves y profundos suspiros. Tristemente me desprendo de ellos y, recorriendo su vientre, alcanzo el Shangri-la entre sus piernas. Mordisqueo sus muslos, su Monte de Venus, suavemente sus labios mayores y estampo un beso en sus labios menores lo que provoca un suspiro tal que su espalda se arquea y sus piernas se abren más a mí. Comprendiendo aquel intrínseco mensaje, me dedico a absorber y libar su miel, su elixir de vida desde su intimidad, lambiendo y besándola en toda su extensión, con cada vez más dedicación hasta que obtengo mi ansiado premio.

 

Sin mediar tiempo, me toma de mi cráneo y me lleva a ella para continuar besándonos. Mi órgano peligrosamente ubicado y nosotros desatados en la pasión de aquel beso, extiende su mano y lo toma firmemente. Con la otra mano alcanza el detestado y necesario sobre, extrae su contenido, me hace rodar en la cama, lo coloca en un solo paso, cruza su pierna sobre mis caderas montándome a horcajadas, lo guía hacia su mojada entrada vaginal, lo siente "en posición" e inicia un lento y controlado descenso sobre mí, disfrutando cada centímetro de mi indigno apéndice pero que ella, gentilmente, después alabó (¡y dejó mi ego más arriba de las nubes!).

 

Ya abducida, perdida mi verga en su cálido interior, lo aprieta, lo percibe, lo disfruta e inicia un vaivén de sus caderas maravilloso, con desenfreno, con pasión desatada, sin control nos embestíamos, casi con furia, se inclina sobre mí y en aquel desenfreno volvimos a besarnos y a continuar cabalgándonos. En un momento se detiene, se sienta erguida en su montura, adelanta sus pies y levanta sus caderas, inclina su visión y observa cómo mi apéndice entra en ella una y otra vez provocándole tal morbo que aumentó nuestra fricción y expresiones de gozo mutuas.

 

Me pide le avise cuando sienta que se acerca mi orgasmo pues quiere recibirme todo en su boca. Con esa sugerencia en mi oído, acelero nuestro ritmo y le advierto entre quejidos guturales que siento me acerco a mi clímax. Se desmonta, retira el traje de hule e inicia un profundo beso a mi sexo, regalándome aquella dulce mirada del cocodrilo. Le pido un "69" final, para lo cual se acomoda sin liberar mi alabado minion.

 

Ya ambos en posición, nos brindamos placer oral mutuamente, tan profundo y desatado de nuestra parte que nos arrancamos un profundo orgasmo donde KATA recibió toda mi simiente y donde yo volví a recibir su miel.

 

Luego de una pausa y de una dedicada y delicada limpieza de su parte a mi órgano, se tiende a mi lado, ambos exhaustos, abrazados al otro. En mi caso, demasiado agradecido por la experiencia. Mato el momento (se ha hecho mi costumbre) preguntando si estaremos en tiempo. Se estira, observa su celular y su rostro lo dice todo. Me yergo, tomo la toalla y me ducho rápidamente: se viene otra cita para la otra Señorita.

 

Me visto. Salgo y KATA me acompaña a la puerta. Le doy un último agradecido beso y desciendo del edificio a la calle atestada de ruido, pero imperceptible para mí. Sólo iba pensando en KATA, una Chica Sorprendentemente Maravillosa.

 

Buenas tardes.

 

 

Anciano Novato

"La EstoCada"

 

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Editado 5 de Marzo del 2018 por Lord Wolfman